sábado, 13 de agosto de 2011


Lluvia de estrellas. Deseos. Momentos irrepetibles. Los dos, juntos, sentados en el capó del coche, viendo como caían: una, dos tres... Cerrando los ojos y deseando. Y por cada estrella caída, solamente un deseo: tu y yo, juntos, hasta la eternidad. Un sólo motivo: amor. El motor del mundo, el motor de los dos, lo que nos mueve; y lo que nos empuja a movernos. Y ese fue el deseo, que ese amor durase eternamente.

No hay comentarios: